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17 nov 2008

Si no fuera por El Eternauta, se le daría bola a Oesterheld?

Hugo Germán Oesterheld es reconocido por haber sido el más brillante y emotivo guionista de la historia del comic argentino. Sin embargo, esto último no se nota en lo más mínimo si notamos la repercusión local de sus obras. Muchas veces este afamado autor es evocado sólo como "el creador del Eternauta" pero nada más.

El Eternauta es una gran obra de la historieta nacional, que no quepa duda, pero habría que analizar cuál es, para la sociedad y los medios, su auténtico valor. Si en verdad analizan la sensibilidad emocional con la que Oesterheld narra los horrores a los que se ben sometidos los resistentes a la invasión alienígena, o si en verdad sólo toman esta obra como una especie de ícono en memoria de los horrores de la dictadura.

¿Será que entonces este comic sólo es recordado por eso, por ser una pieza más del conjunto de fetiches rebeldes evocados de cara a la dictadura militar? Quizás el mundo no esté interesado en aprecia el genuino talento de, quizás, el primero y último escritor que se atrevió a reflejar la guerra, no como un enfrentamiento de buenos contra malos, sinó un lugar en el espacio donde sus protagonsitas ban a parar a bandos contrarios con la única intención de beneficiar a acaudalados terceros (sólo por poner un ejemplo).


Autor de Ernie Pike, Sherlock Time, Mort Cinder y muchas otras obras ricas en la humanización de sus personajes y emotividad argumental son para mi y otros jóvenes desconocidas debido a que núnca hubo interés por reeditarlas con masividad. Son obras anacrónicas, de gran calidad narrativa, pero que símplemente no son (ni serán?) de interés
masivo, ni siquiera dentro del mercado de las historietas.

Es por todo esto que asumo que en realidad las obras de Oesterheld no recive el reconocimiento local que merecen. Su apellido sólo vale por ser el creador del Eternauta y nada más. Y esta obra, a su vez, sólo es mencionada por evocar, sin pretenderlo, a una nefesta dictadura. Cuestión de marketing nomás.


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