Advertencia:
El siguiente texto, de gran carga personal y autobiográfica (?) es narrado con una seriedad inédita para lo que es el blog, por lo cual les sugerimos que no esperen leer algo de humor voluntario más allá de lo ridículamente tonto y descolgado que resulte ser esta advertencia. Gracias por la atención.
La pornografía ya no me sirve para nada. Era algo que presentía desde hace mucho tiempo. Hay dos motivos importantes para que me tomara este asunto con seriedad (en serio, es difícil para uno escribir la palabra "porno" y "seriedad" en un mismo párrafo y esperar ser tomado en serio)
Por un lado, pensando en el tema de la "satisfacción";
Era más el tiempo que perdía en buscar algo que me interese que el tiempo que usaba dandole un uso (jaja, en serio, ¿sigue sonando serio lo que escribo?) Y es que, aunque no lo parezca, el porno tiene una vida útil. Uno usa el porno que se acumula un par de veces hasta que el mismo deje de causar el mismo impacto. Es así como lo que caduca no es el porno en si mismo, sino el impacto, la excitación que nos cause. Después de que el mismo ya no cause el mismo efecto, uno tiende a archivarlo y olvidarlo con la esperanza de que quizás vuelva a causar el mismo efecto. Bueno, después de mucho tiempo de acumular porno durante años descubro que no. Mi interés por el material viejo nunca volvió. Es por esto que terminé borrando todo el material acumulado.
Sin embargo, ¿Por qué borré todo sin quemarlo en un DVD y me decidí por no buscar nada más?
Este es un punto vital. La pornografía ya no me satisface en lo más mínimo. Sólo me causa tristeza. Tristeza por recordar que hasta hace sólo unos meses perdí a la mujer a quien acepté como la única figura hermosa en mi vida. Es por el amor que todavía tengo por ella que no puedo ver a todas esas eróticas figuras femeninas (reales o dibujadas) con el más mínimo atractivo. Tambien me causa espanto y horror el recordar algo que mi cabeza parecía haber minimizado; la mujer que quice se sintió celosa y herida de aquel contenido. Ella sabía que lo consumía y a decir verdad nunca lo reprobó a viva voz, pero sin decirlo este asunto fue cultivando en ella un celo que nunca antes había confesado sino hasta tiempo después de haberme dejado.
Moralmente hablando, mi punto de vista respecto de la pornografía no cambió. Lo que sí cambió es el impacto a nivel emotivo. Para mí queda sentimentalmente vinculada a un estado de ánimo debastador. Es por eso que no la voy a consumirla más.
Todo lo que hice fue tomar la gran carpeta que contenía todos los archivos y la eliminé sin pensar, sin siquiera ver nada de lo que estaba eliminando, no sea cosa de que dude de conservar el contenido. En cuanto a los DVDs con baccups, no pude tirarlos ni destrozarlos porque hice dibujos que me gustan sobre ellos, pero en cambio agarré algo filoso y lo pasé por su superficie. Así me aseguro de que la información es irrecuperable.
No me sentí ni mejor ni peor por esto, quizás decepcionado por no estar mejor, pero orgulloso de haber hecho algo que de algun modo simboliza algun tipo de fuerza de voluntad.
Es curioso cómo uno ve las cosas mientras transcurre el tiempo. Durante mi infancia la sóla idea de la palabra "porno" me resultaba asquerosa. Después entrando en la adolescencia, algo curiosa y vergonzosa, pero secretamente atractiva para. A finales de la adolescencia me parecía jocosa y plenamente natural y placentera. Sin embargo, ahora en este momento sólo me causa dolor y tristeza.
En fin, en este momento creo que me gustaría ser capaz de anular mi líbido durante un buen tiempo.
Gracias a todos los que leyeron esta confesión y descargue personal. y a los que no la leyeron, vayanse a la concha de su hermana (qué se van a ofender, si seguro no están leyendo estas palabras ahora, cómo me gustan este tipo de paradojas temporales oh sí)
2 comentarios:
Lo mejor de la vida es derrotar a tus enemigos y perseguirles, despojarles de sus riquezas, ver llorar a sus seres queridos, cabalgar sus monturas y pegar tu vientre a sus hijas y sus esposas.
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