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14 sept 2012

YMIR, CONCURSO 2012 [quotéo]

Fuente del quotéo: 365 Comics por Año

Comentario del presidente del blog (?)
Generalmente, suelo compartir mucho de lo escrito en los quotéos que suelo copy-pastear en el blog. Sin embargo, al ser este un compilado de críticas dispares, debo decir que mi visión del asunto es similar, pero quizás algo dispar respecto de la del autor del análisis en algunos casos (por ejemplo, vi potencial en Vlad y ciertamente lo disfruté). Estaría dispuesto a expresar mi parecer pero sólo si me dan manija en los comentarios que (rara vez) puedan pulular en el blog. Aunque igual ya saben, el link a la fuente está ahí nomás arriba así que, aclarando esto, ¡a leer la nota!

YMIR, CONCURSO 2012

El año pasado, la editorial LARP (la que publica los mangas de Naruto, One Piece, Death Note, Monster, y los demás) lanzó un concurso para nuevos autores argentinos. Un jurado integrado no se sabe por quién evaluó los trabajos recibidos (dicen que más de 50) y las seis historietas ganadoras se publicaron este año en esta antología, en un formato más grande que los mangas, que combina los dos sentidos de lectura: el nuestro y el oriental (el japonés, no el uruguayo). Veamos qué le gustó a la gente de LARP.

El tomo arranca con una historieta de un tal Umino Kirin. Son 50 páginas, pero parecen 400. Es una tortura, un tormento, un flagelo, un apremio ilegal para la vista y para la mente. Posta, es ilegible de verdad. Está todo muy mal dibujado, muy mal narrado, el guión no existe, visualmente es feísimo...No sé qué es lo que menos me gustó, porque todo me pareció horrible. Ah, sí. Lo peor es la dedicatoria! El autor le dedica esta abominación a sus “alumnos del taller de manga”. O sea que este muerto de hambre DA CLASES! Si este es el docente, no me quiero imaginar lo que serán los alumnos...

La siguiente historieta está firmada por Samanta Niz y Fabián González. Y acá por lo menos hay que rescatar el dibujo, que si bien está 100% enviciado por las boludeces del shojo, es muy, muy prolijo, estéticamente muy atractivo (la línea, las tramas mecánicas, el equilibrio entre blancos y negros, todo está muy logrado). Los autores reproducen toda esa imaginería caprichosamente deforme del shojo, pero logran que eso no empantane la narrativa ni el ritmo. Lástima el guión, que es catastrófico. A los diálogos les faltan los signos de puntuación, tienen errores de tipeo, faltas de ortografía y –como si eso no alcanzara- la historia NO termina! En la última viñeta te fumás un “continuará”. A ver... supongamos que haya una explicación por la cual nadie en la editorial detecta ni corrige las faltas de ortografía ni los horrores de redacción... ¿Cómo premian a una historia que no termina? ¿La habrán leído? Misterio insondable...

La tercera historieta se llama Salamanca y acá se publican los primeros tres episodios de una saga llamada “Ceferino Robles, el rastreador”. Los dos primeros episodios son autoconclusivos y están bastante bien. El tercero sube mucho la apuesta... y abre miles de puntas a explorar en episodios que nunca veremos. En serio, no te estoy jodiendo. Los guiones, muy correctos, son de Valentín Lerena y el dibujante es Roberto Fontana, un tipo ya veterano, pero con un trazo bastante aggiornado, no parece una momia de los años ´50 transplantada al presente. Fontana banca bien los trapos, no se asusta de las páginas de 10 viñetas y –sin ser un virtuoso- demuestra estar a la altura de unos guiones bastante complejos.

Conociendo a Vlad, de Maximiliano Baldo, no se puede leer. En serio, es imposible. Ni aunque entrenes leyendo dos meses los fanzines más crotos de la historia. No hay forma.

Leonardo González es otro desubicado que te emboca un “continuará” en la vigesimocuarta página de su historieta, bastante intrascendente, por cierto. Los dibujos no están repletos de errores, pero se nota mucho que están choreados casi cuadro a cuadro de los de Naruto.

Y me parece que la mejor es la última, Crossed Hearts, de SagaKuroi, una chica que dibuja IGUAL a las CLAMP, con esos personajes masculinos que parecen minitas, esos bracitos largos y flacos, etc. Pero además tiene una narrativa accesible, dinámica, un gran manejo de las tramas mecánicas y algunas buenas ideas visuales. A la hora del guión, se le nota la intención de contar una buena historia. No gloriosa, no memorable, pero por lo menos hay un intento de no caer en la enésima boludez mega-trillada por centenares de autores ponjas. Y no hay errores de ortografía ni de redacción. Y la historia TERMINA en la página 24. Ya sólo por eso, hay que destacar los esfuerzos de esta autora que, si algún día se despega un poco de las CLAMP y desarrolla un estilo propio, tiene todo para romperla.
Bueno, no hay mucho más para agregar. Nos vemos este finde en Dibujados!

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