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26 oct 2012

Gente, soy putamente feliz. Tengo una Nintendo DS (y un par de reflexiones...)

...así que no sean forros y lean esto que está bueno ò_ó

 Aunque suene raro, de este asunto puedo sacar una conclusión algo extraña; me descoloca el hecho de tener esta consola entre manos. Suena increíble, es algo tan bueno y grande como... como cuando vos conseguiste una pc y fuiste capaz de emular millones de videojuegos. Así de bueno es esto, pero sumado al hecho de poder llevarlo a casi cualquier lado. Eso para mi, es estar a otro nivel. Otra calidad de vida. Es otro mundo. Sin embargo, como ya dije, me descoloca. Y todavía no logro asimilarlo del todo.


Sentirme así me da un poco de miedo, como si esperara que de la nada la máquina me desapareciera de entre las manos, que me la roben, se rompa o algo así. Es que es tanta la satisfacción que me otorga que tengo ese raro presentimiento que mucha gente experimenta de que algo tan bueno no puede ser barato, ni accesible, ni estar entre mis manos. Pero todas esas ideas son mentira. Burdas formas de auto-boicot. Ideas que lo único que hacen es lastimarnos y mantenernos presos dentro de un perpetuo status-cuo de infelicidad y mediocridad.


Por ejemplo, me di cuenta de que mientras ahorraba plata para tener esta consola sentí tanta ansiedad y felicidad como cuando...
¡...estuve a punto de salir con alguna mujer! Y el hecho de tenerla entre mis manos me dio tanta alegría en mi corazón como si hubiese tomado las manos de mi preciosa novia ¿Eso me convierte en alguien materialista? Ajá ¿Y en alguien que ve a las otras personas como objetos? Sí y no. Ojalá trate así de bien a las personas. Pero de hecho, si por ejemplo esta consola se rompiese, fuese robada, fuese destruída... en fin, desapareciera de mi vida... no sería nada. Es sólo un puto videojuego nada más. Me da satisfacción, alegría. Felicidad. Pero es reemplazable, y aunque me cueste un huevo, podría seguir trabajando y ahorrando plata para poder volver a tener otra. No pasa lo mismo con los afectos y las personas. Cuando mi primer amor, mi ex me dejó, mi vida se desmoronó, y su ausencia dejó una lacerante cicatriz en mi corazón que, literalmente, me causa un estrés acompañado de dolor de pecho, sólo por ver fotos de ella o rememorarle...

Es raro decir esto, pero aun así es una reflexión que considero que merecía hacerse.




Carajo, ¿Tanto me llevó a reflexionar el tener esta consola? Sí y no. El mérito de la reflexión es mío. Otro tiene esta máquina, es feliz y ahí llega su mundo. Pero en mi caso me movilizó cosas. Definitivamente, llevo la cultura del videojuego en lo más íntimo de mi ser. Seguiré reflexionando mierda al respecto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el amor verdadero que no está es un cáncer que te come por dentro, y como a un cáncer tenés que extirparlo. y del mismo modo, cuando quitás el cáncer, también quitás algo de tejido bueno; salvás tu vida cuando extirpás el mal, pero también sentís un poco menos...