La memoria es una marea de recuerdos. No siempre podemos elegir o prever qué vamos a recordar o pensar en determinado momento. Es por eso que cuando recordamos,
tarde o temprano se nos clava en la mente una idea que se nos queda ahí, fija. Inamovible hasta que mediante el diálogo con nosotros mismos la resolvemos emocionalmente o nos obsesionamos aun más con el asunto. Eso fue lo que me pasó en este mismo momento. Viendo mensajes en Facebook, una idea falta se cruzó por mi mente; los mensajes de las personas con las que hablé quedan guardados en este servicio. De todos los contactos, de aquellos que nos borran e incluso de quienes nos bloquean. Y entonces fue cuando casi me da un paro cardíaco (exagero, pero saben a qué sentimiento me refiero); ver mensajes que me di con mi ex novia. Mi primer amor, mi último amor (hasta la fecha? tendré la suerte de que sea así, sólo hasta la fecha?). La verdad que estuve un buen tiempo antes de indagar si hacerlo o no. La idea de meterme a buscar esas cosas me daba la idea de que me lastimaría en algun modo, pero conociéndome a mi mismo, sabía que si no hacía eso probablemente iba a estar obsesionado y amargado por este asunto. Así que aguantando la respiración y haciendo de cuenta que callo mis miedos, procedí en la búsqueda. Y entonces llegué a estos mensajes. No los leí todos realmente. No leí los últimos. En realidad los últimos eran mucho monólogo mío hacia ella, nunca respondidos. Lo que realmente estaba buscando era algo importante y valioso; los mensajes previos al quiebre de nuestra relación. Miré las fechas, y entonces llegué hasta ese punto.

El último mensaje de amor.
Contrario a lo que imaginé, el sentimiento que tuve no fue de dolor, sino más bien de alegría, de gozo. Era casi como si pudiese de algun modo viajar en el tiempo, retraerme a una época de felicidad, un momento de amor y alegría. Me sentí feliz, con un alivio que hasta recién había olvidado que justamente ella era la única persona capaz de hacerme sentir en el pecho. Fui feliz, sabiendo que ese ir y venir de mensajes estaría interrumpido, para siempre. Que nunca más podría comunicarme con ella, que incluso si le escribiese y dijese todo lo que siento y anhelo de ella, se que en su corazón ella fue construyendo (y permitiendo que se construya) un muro impenetrable. Es un sentimiento horrible el saber que se está absolutamente incomunicado con otra persona, no sólo físicamente, sino emocionalmente.
Al leer sus palabras de afecto y amor hago de cuenta que no estoy en el 2012, sino en algun momento del 2011 antes de que rompiera definitivamente su amor hacia mi, y que el tiempo no pase más allá de ese punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario