y ni siquiera lo había notado, hasta que me aburrí de jugar con el aparato.
Y entonces me deprimí, odié al aparato. Pero al final no tenía a nadie más al lado. Y a regañadientes, desistí de intentarlo, de retornar a quien ya no estaría más.
Y así continué solo, pero hice de cuenta que no me importaba mientras seguía jugando con el condenado aparato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario